Una vida de aventura

Una vida de Alex Gaitan

“Espero que mi vida sea trabajo. Quiero ayudar a la gente sin recibir nada a cambio, sólo encontrar a Jesús de esa manera”, dice Alex Gaitán, un novicio claretiano de la provincia del este de los Estados Unidos y que nació en Colombia.

Alex Gaitán creció en Colombia acostumbrado a la extrema pobreza que muchos de sus compatriotas sufren. Su familia lo perdió todo a causa de un terremoto en 1990 y rápidamente aprendieron lo que significa afrontar la tragedia, ser pobre.

“Lo que me ha pasado en la vida me ha ayudado a darme cuenta de que Dios es mi padre”, dice Gaitán. “Jesús siempre ha estado conmigo. Él estaba allí cuando tuvimos que empezar desde cero”.

Su familia salió adelante y continúan dando a la comunidad lo mejor que pueden. Su madre trabaja con los niños afectados por el SIDA y su hermano es un periodista que usa su pluma para dar una voz a los que de otra forma nunca serían escuchados.

Gaitán se sintió llamado a dar a la comunidad siendo misionero. Al principio no fue una decisión que recibiera el apoyo de su familia.

“Mi familia no estaba muy de acuerdo con mi decisión de ser misionero”, recuerda Gaitán. “Les preocupaba que yo no fuese a tener ni dinero ni cosas. Pero ahora lo entienden, y me apoyan mucho más”.

Gaitán perseguía su sueño de ser misionero con otra comunidad religiosa cuando conoció a los claretianos. Entonces él estaba en la Argentina y tuvo la oportunidad de conocer al obispo claretiano Pedro Casaldaliga. El encuentro le dejó una gran impresión.

“Era un obispo, pero tan simple en su apariencia”, dice Gaitán. “No había nada de formalidad en él”.

Después de conocer a los claretianos, Gaitám tomó la decisión de continuar su formación con esta comunidad misionera. Y acabó el la provincia del este de los Estados Unidos, miembro de una comunidad con la que ha conectado rápidamente.

“La comunidad aquí es tan abierta. Tengo muy buenos amigos aquí. Me encuentro como en casa y no necesito nada más para vivir. Desde aquí simplemente seguiré a Jesús”.

Durante su año de noviciado Gaitán trabajó en las parroquias claretianas de Chicago. Ha pasado mucho timepo en la parroquia de San Pablo, donde la mayoría de los feligreses son hispanos. Trabajó en el programa RICA y empezó a entender las diferencias entre su cultura natal y la de los hispanos que viven en los Estados Unidos.

Este verano Gaitán a vivido una nueva aventura misionera, trabajando en la misión claretiana en Kingston, Jamaica. Cuando vuelva a Chicago en el otoño, Gaitán tomará sus primeros votos como claretiano.

Después de eso, Gaitán está dispuesto a aceptar cualquier reto que se ponga en su camino. “Iré a cualquier sitio. No espero nada en concreto. Simplemente quiero entrar en contacto con la gente, aprender como es la pobreza en la que viven. Simplemente quiero saber como son sus vidas y como los puedo ayudar yo de algín modo”.

“Me lleve a donde me lleve la misión, allí estaré yo”.